Creación de negativos complejos con proyecciones

Una proyección es un pequeño negativo en el diseño de una pieza que puede extraerse con seguridad de un molde de tiro recto sin utilizar acciones laterales. Funciona como los broches de la solapa cortavientos de una parka o los de una camisa de estilo occidental: empujar para cerrar, tirar para abrir. Si observas de cerca las dos partes de un broche, verás que hay una ligera deformación del material cuando el broche se abre o se cierra. La elección del material y el diseño de los componentes del broche permiten que esa deformación se produzca sin dañar ni desgastar mucho las piezas de contacto. Esto es exactamente lo que ocurre durante la extracción de una pieza con un elemento de proyección.

En el caso de una pieza de plástico en un molde de aluminio, cualquier deformación que se produzca durante la extracción será totalmente en la pieza de plástico, no en el molde. Hay una serie de factores que determinan la capacidad de una pieza para ser «extraída» sin sufrir daños. Entre ellos se incluyen la forma del propio negativo, la resina utilizada para formar la pieza, la geometría de la zona que rodea el negativo y el diseño del molde.

Las figuras 1 y 2 se refieren a la forma del elemento del negativo. Para que la extracción se realice correctamente, el borde delantero de un negativo debe tener una «rampa» o radio como el de la Figura 1, en lugar de un gancho o borde afilado como el que se muestra en la Figura 2. Si el resto de factores son correctos, durante la extracción, el labio en forma de rampa del interior del cilindro de la Figura 1 puede ascender por encima del borde de la ranura del molde que lo formó, de forma parecida a como un coche pasa por encima de un badén. En cambio, el gancho de la Figura 2 permanecerá alojado en la ranura que lo formó e impedirá la extracción por completo o se desprenderá cuando se extraiga la pieza.

Algunas resinas como el TPE, el polietileno sin relleno o el polipropileno son lo bastante flexibles como para desprenderse, y ese es el material que eligen la mayoría de los diseñadores para artículos de consumo común, como los tapones de plástico de las botellas. Los materiales quebradizos como el nilón relleno de vidrio o el policarbonato (PC) son bastante rígidos y no suelen funcionar muy bien.